jueves, 23 de agosto de 2007

Articulo de www.vinten-uy.com


Damián Ibarguren por Damián Ibarguren: Dentro de la obra de este pintor hay una serie de cuadros cuya método compositivo consiste en colocar el punto de fuga de la perspectiva en lo que se percibe como el “centro” de la imagen, como si miráramos al cielo, de tal manera que el cenit del mismo está frente al espectador, lo cual no deja de ser un efecto sorprendente, pues tenemos enfrente una cúpula que representa un giro completo sobre el horizonte y que da como resultado un plano virtual de representación, a la usanza de viejos los portulanos —cartas de navegación— o la misma concavidad de la bóveda celeste. A estos cuadros que tienen un “centro” de este tipo, semejante a un ojo, es lo que Ibarguren denomina como “ojos”, siguiendo la impresión generalizada que producen en los espectadores estas obras suyas. Ejemplo de esto son los cuadros “Plaza Independencia”, “El Gaucho” o “Mateando” por mencionar algunos ejemplos que han tenido gran repercusión en el público.

Lo que sigue es la explicación del autor de este método y la respectiva interpretación y justificación de esos actos.



Guía para mirar ojos

Esto constituye solo una guía posible para la interpretación de cuadros tipo “ojo”, es decir, los que tienen perspectiva cenital.

Al contemplar dichos cuadros se comprueba que el cenit está en el centro del cuadro y que en forma estereográfica se va desarrollando el asunto o tema hacia los bordes de la composición, llegando en algunos casos a estar el suelo contra los bordes.



En la composición se pueden definir entonces tres etapas o planos.

1
El primer plano es el más terrenal, donde están las personas, hacia donde todos miramos, donde las personas comunes fijamos nuestra atención, pues se trata de lo que nos importa para sobrevivir, para saciarnos, para seguir adelante. Están allí los detalles de las cosas cotidianas.



2
En el segundo anillo o plano, están las cornisas, los edificios, la arquitectura, los árboles. Hacia allí dirigimos la mirada las personas con inquietudes creativas, los diseñadores, los pintores, los arquitectos, las personas sensibles que quieren entender dónde están, quiénes son en tanto reflejo del entorno en que se encuentran. Es aquí donde ponemos atención quienes buscamos otros estímulos y nos satisfacen otras visiones, en comparación con aquellos otros que solo se quedan en el primer anillo, a quienes no les interesa más allá que algún detalle.



3
El cenit o tercer plano. Ahí están las nubes, las estrellas, los pájaros, pero también la duda, la búsqueda de la luz, de lo que no se puede ver. Ahí miran los locos, los creadores, los que no se sienten colmados por la mera apariencia registrada por nuestros ojos. Ahí miramos en busca de lo que nadie más ve. Miramos en busca de respuestas, pero miramos buscando también preguntas, estímulos. Donde todo es nada.



Como dije al principio, esto constituye una probable interpretación para quienes no se conforman con mis parcas respuestas, del tipo “yo solo pinto”, cuando me interrogan. Seguramente alguien encontrará otra interpretación, otra guía para quienes la busquen con el afán de entender mis “ojos”.

Gracias
Damián