lunes, 14 de enero de 2008

COMENTARIOS DE UNA AMIGA

Valladolid, 29-12-2007

La primera vez que visité la página de Damián tuve la sensación de que, entre toda la maraña de website, había encontrado un resquicio, una abertura por la que poder
asomar la cabeza y respirar aire limpio y fresco. Me invadió una ráfaga de optimismo y una sensación de vitalidad al observar sus coloridos cuadros, esa perspectiva
unas veces circular y otras concéntrica, la visión de un mundo ideal expresado a través de situaciones cotidianas, del disfrute de pequeñas cosas, de momentos,
que son los que confieren importancia y sentido a una existencia, instantáneas de vida... Me sugería una vuelta a la infancia en cuya inherente y cándida inocencia todavía se mantiene cierta fe en el ser humano que con el tiempo termina por desaparecer.

Para mí las formas angulosas(como una esquina o el pico de una mesa)
destilan frialdad, desconfianza e incluso un rechazo inconsciente, sin embargo, en todas las obras de Damián se aprecian, lo cuál es de agradecer, formas circulares o semicirculares que invitan al acercamiento, transmiten confianza y complicidad, como cuando para favorecer las relaciones
sociales o un diálogo fluido, se recurre a las mesas redondas antes que a las cuadradas o rectangulares. Damián además del derroche de color también demuestra que el gris "existe", y que sabe utilizarlo, como en el cuadro de las autopistas que se entrecruzan donde consigue imprimir una sensación de vértigo y velocidad.



Aunque él simplemente dice que se limita a pintar sin que exista un por qué o una finalidad lo cierto es que su obra TRANSMITE, y, por un momento, hace que quienes la observan se conviertan en cómplices y se refugien en esa" real irrealidad "de la que nos hace partícipes a través de sus ojos, en unos cuadros en los que, más que
espectadores, desearíamos ser protagonistas.

Tu amiga transoceánica. Inés.